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El
autor inicia este texto argumentando que aunque actualmente se inviertan grandes
cantidades de dinero y se perciba a la sociedad del conocimiento como una prioridad
en las agendas internacionales y en las cumbres mundiales, todavía existen
grandes diferencias a nivel mundial en cuanto al acceso de las TIC. En ese
sentido expone la necesidad de comprender cómo las diferencias culturales
influyen de manera concreta en la forma en que las sociedades se apropian del
conocimiento, ya que esto al no ser tenido en cuenta puede generar diferencias
y desigualdades; de ahí la importancia de ser cuidadosos al momento de
generalizar sobre el concepto de sociedad del conocimiento. De esa manera, es
importante atender dichas desigualdades relacionadas
a la distribución de la riqueza y el conocimiento, así como también debe
tenerse en cuenta la diversidad cultural en la consideración teórica, la investigación
empírica y el diseño de políticas en este campo.
http://procesamientodedatosgl22.blogspot.com/
Es
claro entonces que el autor tiene en cuenta las características del relativismo
cultural como noción que cuestiona la supuesta superioridad de occidente, pues
cada cultura es una sociedad de conocimiento, en tanto que sus saberes han sido
siempre apropiados para sus contextos. Asimismo, cuestiona la noción de
diferencia utilizada para remplazar la de desigualdad, en las interacciones
entre diversas formas de conocimiento.
El
autor se pregunta ¿Cómo se realiza ahora la construcción multicultural de los
saberes? ¿Es posible fundamentar el sentido social con consensos interculturales?
A lo que responde, que hablar de una sociedad global del conocimiento requiere
necesariamente reconocer las formas diversas de construir conocimiento en la
relatividad cultural. De esa manera, pone de manifiesto cómo la construcción de
los estados-nación ordenaron de forma deliberada las características de lo que
se concibe hoy como lo establecido, ya sea de una lengua hegemónica, una forma
de educación o una creencia religiosa. Dejando entrever de ese modo, que las
nociones de la sociedad del conocimiento están construidas sobre la base de las
ciencias modernas y del conocimiento occidental, dando como resultado que en América
latina por ejemplo, los saberes tradicionales se deban articular o subordinar generalmente
al conocimiento científico.
Sin
embargo, Canclini dilucida una posible coexistencia armónica entre las formas
del conocimiento científico occidental y otras maneras de conocimiento, tomando
como ejemplo algunos casos de oriente y Latinoamérica, que han articulado el
conocimiento científico a sus propias dinámicas sin perder sus singularidades o
esencias históricas, logrando una coexistencia entre ambas epistemologías.
https://bibliotecarios451.files.wordpress.com/2014/08/tumblr_mqiy0wxayk1qf6l2ko1_500.gif
También
plantea que la aceptación paulatina del multilingüismo y el aumento cada vez
mayor de indígenas en la educación superior, lleva un cierto equilibrio entre
lo tradicional y lo moderno, demostrando de esa manera que poco a poco se está
propiciando la multiculturalidad y el respeto por formas oriundas de educación
y gobierno, articuladas a su vez con las maneras propias de empoderarse de las
tecnologías para la difusión de los conocimientos tradicionales, ya sea en lo folclórico
u organizativo; exponiendo en este caso que las culturas tradicionales pueden
pasar fácilmente a la segunda oralidad de los medios.
Canclini
realiza un análisis de dos elementos cruciales en la relación de la diversidad
cultural y la sociedad del conocimiento:
a)
El papel hegemónico del inglés en la producción, circulación y apropiación de
los saberes.
b)
La interacción entre tecnologías comunicacionales, formas de conocimiento y
estructuras de poder económico y cultural.
https://juandomingofarnos.files.wordpress.com/2011/09/tic3ai2.gif
En
ese sentido, primero hace referencia a la globalización del inglés, a lo
crítico de su importancia en el acceso a la información y a la posibilidad de
ser excluido de acuerdo al nivel que se maneje de dicho idioma, no solo en el
campo científico, sino también en lo relacionado a redes de saberes y
representaciones socioculturales, como la industria audiovisual. Así, el autor
afirma que el predominio del inglés da un énfasis y un estilo determinado de
desarrollo de conocimiento, como lo hicieron en el pasado las lenguas hegemónicas
como el latín o el sumerio, situación que también crea un distanciamiento frente
a otras formas de elaboración simbólica y de comunicación.
Con
el inglés se da la misma subordinación mono lingüista que los estados
nacionales impusieron en el pasado y que aún hoy se reproduce a nivel global como
lengua hegemónica, inclusive en los medios audiovisuales y electrónicos. Para
Canclini, conviene en ese sentido postular el multilingüismo y el policentrismo,
tanto en las ciencias como en las industrias culturales, pues resulta necesaria
la diversidad en la producción y sobretodo en la distribución de los contenidos
culturales de las industrias diferentes a las hegemónicas, centralizadas mayormente
en Norteamérica.
http://k36.kn3.net/taringa/4/1/7/0/1/7/0/cainyx/764.gif?5282
Por
otra parte, plantea la necesidad de legislaciones que propendan por la protección
y la diversidad en la sociedad el conocimiento. Hace referencias en ese sentido,
a la falta de reglamentaciones actualizadas en la expansión de las industrias
culturales, que vigilen la comercialización lucrativa de las diferencias
subordinables.
También
afirma que se mantiene una brecha entre los investigadores y las
investigaciones del norte y del sur, pues cuando se hace investigaciones sobre América
latina no se publican ni en español ni
en portugués. Este tipo de asimetrías en el poder del conocimiento, son hoy en
día preponderantes. De esa manera, las diferencias socioculturales entre países
y regiones, convertidas en asimetrías y desigualdades, exigen considerar la
tensión entre la universalidad del conocimiento y las condiciones particulares de
producción y enunciación de los saberes.
http://es.matrix.wikia.com/wiki/Archivo:Matrix.gif
De
igual modo, enfatiza en que la diversidad se presenta como otro de los retos
que la propuesta de la sociedad de la información y el conocimiento deben
enfrentar, refiriéndose en ese aspecto a la necesidad de coherencia con dicha
diferencia, de ahí lo fundamental en que la pertinencia curricular responda a
los contextos reales de las IE, ya que la educación intercultural es la base
central para ir hacia una verdadera sociedad del conocimiento sin segregaciones,
teniendo en cuenta que conocer implica socializarse en el aprendizaje de las
diferencias, en el discurso y la práctica de los derechos humanos
interculturales. Por lo tanto, los conocimientos para situarnos en el mundo
deben provenir tanto de lo global como del patrimonio histórico de cada sociedad.
Conjuntamente
a lo anterior, el autor propone tratar de proporcionar infraestructura a las
comunidades que no la poseen dentro de sus posibilidades, como el caso del uso
de la energía solar para algunos pueblos indígenas. No obstante el autor aclara
que son necesarios otros elementos más allá de la democratización informática,
para que pueda adquirirse un conocimiento y no solo información que resultaría inútil
para las poblaciones. Ahora bien, también se pregunta ¿Qué impacto tienen en
los centenares de miles de pueblos y ciudades que carecen de equipamientos
tecnológicos, y aun de electricidad? Se habla en ese sentido de un “tecnoapartheid” imbricado en un paquete complejo de segregaciones históricas y de
cómo la brecha digital agudiza los contrastes entre regiones.
https://alfazentauro.files.wordpress.com/2010/01/christmas.gif
Por
último plantea la incógnita ¿Qué consecuencias tiene aceptar la diversidad
cultural como ingrediente necesario para enriquecer el desarrollo de la
sociedad del conocimiento? Dicho cuestionamiento implica buscar la
compatibilidad del saber científico y de los que corresponden a otro orden de
experiencias simbólicas y modelos cognitivos. Además resulta imprescindible aceptar
que las desigualdades históricas son siempre los principales obstáculos. Por lo
tanto, superar dichas desigualdades siempre ha sido uno de los mayores retos en
la búsqueda de una sociedad del conocimiento, situación que obliga a disminuir la
distribución desigual de la riqueza mediática y digital, proponiendo así un mayor
multilingüismo policéntrico.
Canclini
manifiesta que los problemas anteriores a la propuesta de una sociedad del
conocimiento, como la inequidad, no se solucionarán con la simple expansión de
las redes, ya que las desigualdades seguirán existiendo en esa interconexión. Es
así que para el autor, hablar de una sociedad global de conocimiento y de una
democracia intercultural, requiere necesariamente ampliar los horizontes
culturales, ya que esto lleva a la búsqueda de un mayor conocimiento, no a una igualdad
de comprensión pero sí a un acercamiento recíproco en la diferencia y el
respeto por la diversidad cultural.
El
autor concluye con que la sociedad del conocimiento es un proceso aún emergente
que no se ha consolidado. Así, para pasar de la sociedad de la información a
una verdadera sociedad del conocimiento, es indispensable comprender e
integrara la diversidad cultural. En ese sentido, afirma que quizá la
deficiente participación y representación de las diversas culturas en la
llamada sociedad del conocimiento, podría llevarnos a concluir que ésta no
existe, pues aún faltan muchos problemas por resolver para poder concebir un verdadero
proyecto de una sociedad del conocimiento.
http://yoadopto.blogspot.com/2007/06/el-gobierno-aprueba-el-proyecto-de-ley.html
Referencias.
García Canclini, N (2004). Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de interculturalidad. Barcelona: Gedisa. Capítulo 9. Sociedades del conocimiento: la construcción intercultural del saber.
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